Como profesora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Pablo de Olavide y docente para instituciones públicas y privadas, pongo mis conocimientos de Trabajo Social y Antropología al servicio del bienestar, desarrollo y autoconocimiento de las personas con las que comparto camino. También soy emprendedora y dirijo el proyecto de Arteterapia y FormAcción «Terapias Con Arte», facilitando procesos terapéuticos individuales y grupales a través del Arteterapia y el trabajo con el cuerpo. Especializada en cuestiones de género, realizo talleres de empoderamiento femenino y feminista a través de la creatividad, el movimiento, el coaching y el ritual. En resumen, me gusta considerarme mujer en crecimiento, “mujer semilla”.
Pues ya han pasado 20 años desde que pisé la Universidad Pablo de Olavide, y sigue en mi memoria el día que mi familia me trajo en coche desde Jerez para conocerla. Recuerdo el calor del verano, una universidad recién creada, los nervios rellenando sola los papeles de la matrícula, una ciudad que desconocía y donde no tenía apenas contactos, la ilusión por una nueva vida, los miedos ante lo desconocido… Estudié Trabajo Social en la promoción 1997-2000, para después seguir estudiando Antropología y entrar a trabajar con una beca en la recién creada Oficina de Voluntariado en la Universidad Pablo de Olavide. Sin saberlo comenzaba la primera de muchas ocasiones en las que he continuado ligada a esta Universidad de manera profesional hasta el día de hoy.
En el curso 2007-2008 conseguí una plaza como profesora asociada. Fue todo un reto y una experiencia de la que disfruté mucho, aprendiendo y compartiendo con el alumnado. Pero la dificultad de compatibilizar este tipo de plaza con un trabajo en una Ong me llevó a tomar la dura decisión de dejar mi plaza a finales de 2011. De este modo volví a trabajar para distintas Ongs, pero esta vez desde mis servicios como profesional independiente. Descubrí que todos mis conocimientos, habilidades, capacidades… de mi vida laboral y de mi vida más personal podían entrelazarse. Creé el proyecto empresarial “Terapias con Arte”, que aúna la intervención social, el Arteterapia y la formación (www.terapiasconarte.com), y con el que durante varios años continué poniendo en marcha iniciativas de Arteterapia y género en la Universidad Pablo de Olavide.
Mi vuelta a la docencia universitaria se produjo recientemente en 2016, y vuelvo agradecida a la vida, cargada de ilusión, energía, nuevos conocimientos y experiencias que poder aportar al alumnado.
En 2006 sentí que había dedicado todo mi tiempo libre a ser voluntaria, pero necesitaba cubrir mi tiempo dedicándome también a mi propio ocio. Retomé así mi pasión por la danza, formándome, actuando e impartiendo clases. Pero lo más importante fueron los beneficios que yo sentía que la danza aportaba a mi vida personal, apoyándome en los momentos duros, ofreciéndome otra relación con mi cuerpo, y por ende, más conocimiento de mí misma… Así decidí que “de mayor quería ser danzaterapeuta”. Apareció en mi vida el Máster en Arteterapia, y aunque no era la formación en danzaterapia que yo había proyectado, sí se trataba de una de las tres disciplinas psicoterapéuticas que usan la creación artística (Arteterapia, Danzaterapia y Musicoterapia). He descubierto la importancia del trabajo con las emociones a través de la creatividad, y he aprendido una nueva profesión que para mí es perfectamente complementaria con la de Trabajo Social. A partir de ahí he podido integrar mis dos profesiones. Un ejemplo de ello es el trabajo que he realizado con mujeres inmigrantes, con las que he tenido la oportunidad de desarrollar procesos de empoderamiento personal y laboral, y para los que me he servido de mis conocimientos como trabajadora social y especialista en género a través de sesiones grupales e individuales de Arteterapia.
Nuestra profesión es históricamente creativa. Para trabajar con/junto a/para las personas hemos tenido que adaptarnos a lo que la realidad diversa nos pedía, y de esta manera hemos ido configurando nuestro corpus práctico y teórico. El Trabajo Social muere si se anquilosa en maneras de proceder estáticas, inflexibles y alejadas de las necesidades reales de las personas. Por ese motivo hemos de ser profesionales que demos rienda suelta a nuestra creatividad, para acercarnos a las personas de las maneras más amables, “amorosas”, flexibles y empáticas. En ese sentido existen numerosas experiencias de Trabajo Social utilizando el teatro, la danza, desde las artes plásticas, la música, el juego… En los últimos años cada vez se le da mayor legitimidad al uso de estas disciplinas dentro del ámbito de la intervención social, y la propia Universidad hace ya tiempo que le dio su hueco a través de másteres, desarrollo de tesis, promoviendo investigaciones y proyectos de innovación docente… Lo mismo sucede con las emociones y con el cuerpo.
¿Y cómo se integran las emociones, la creatividad y el Arteterapia dentro de la docencia universitaria?
Existen cada vez más numerosos proyectos de innovación docente, así como iniciativas individuales de profesorado sensibilizado en la educación emocional. Por mi parte he tenido la oportunidad de colaborar recientemente con Encarnación Pedrero, profesora del Departamento de Educación y Psicología Social de la Universidad Pablo de Olavide. Comencé mi colaboración antes de reincorporarme a la docencia universitaria y he continuado una vez se hizo efectiva mi vuelta, implementando una experiencia de innovación docente durante los cursos académicos 2015-2016 y 2016-2017. Para ello hemos utilizado el Arteterapia como herramienta para trabajar la educación emocional con 120 estudiantes del doble grado de Trabajo Social y Educación Social.
Por otro lado, en la cotidianeidad de las clases, realizar dinámicas y ejercicios de autoconocimiento, y facilitar espacios de escucha colocando las emociones en el centro, nos permite promover la educación emocional. Pero ante todo, el trabajar nuestra coherencia personal y nuestro propio desarrollo emocional es el mayor ejemplo que podemos ofrecer como docentes y como personas.
Una de sus facetas profesionales y creativas es la escritura, ¿tiene en mente algún nuevo libro?
Efectivamente. “Las Lubinas que Aprendieron por Amor” verán la luz en poco tiempo. Un cuento en el que las cuatro lubinas protagonistas se encuentran ante situaciones vitales de dependencia emocional y maltrato psicológico, y han de aprender una gran lección: cómo pasar del amor tóxico a amarse y respetarse a sí mismas. Este cuento y su futura guía didáctica de actividades y reflexiones está encaminado al autoconocimiento y dota de herramientas a las/os profesionales que trabajan con mujeres. Es para mí una manera de aunar el Trabajo Social, la creatividad y las emociones, una “semilla” más que aportar al mundo.
Junio de 2017
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